sábado, 2 de septiembre de 2017

De rodillas: la veneración al Señor del Hospital en Salamanca.

  Sabemos bien, quienes profesamos la religión católica, que dentro del rito de la misa hay momentos en que se está de pie, sentado o en rodillas. Arrodillarse es el acto máximo de adoración hacia algo que se cree, en este caso a Dios o, a su representación terrena que es la Eucaristía. Habemos quienes no nos podemos arrodillar debido al problema de articulaciones, en ese caso aplica la genuflexión, que "es un acto de humildad que expresa nuestra fe en una autoridad superior a nosotros mismos". Y en México, desconozco si ocurre en otras latitudes, hay quienes hacen rituales extremos al pagar una manda y entran al templo de rodillas...

  Quizá sea en la Basílica de Guadalupe y en la de San Juan de los Lagos donde este acto ocurre con mayor frecuencia, pero aquí en el Salamanca, en el Santuario del Señor del Hospital es cosa común ver estas manifestaciones de fe y devoción, recorrer los doscientos metros de pasillo de rodillas, como lo vemos en estas imágenes. (En Fátima, Portugal, también hacen entradas en rodillas.)







  Larga es la historia de la devoción al Cristo negro del Señor del Hospital de Salamanca, su festividad es el Martes Santo, fecha que cambia, como bien lo sabemos, cada año y cae entre los últimos días de marzo y las primeras dos semanas de abril. De acuerdo con la leyenda, la imagen llegó a Salamanca hacia 1560... en términos históricos, es decir en documentos, aparece la primera referencia hacia 1720 aproximadamente, y se anota como "desde tiempo inmemorial", lo cual indica una cierta antiguedad pero no especifica cuál es. El punto está que el Santuario en Salamanca, al finalizar el siglo XIX era el cuarto en importancia en todo el país, antecedido por los de Guadalupe, San Juan de los Lagos y Chalma. Actualmente las peregrinaciones sigue, si bien no tan abundantes como antaño, la taumaturga imagen sigue siendo venerada.

  Salamanca mantiene viva la tradición de los "Tres Grandes Jueves", el Santo, el de la Ascensión y el de Corpus Christi. En las tres solemnidades hay fiesta pues son fiestas en torno a la imagen de Cristo. En la última, la del Corpus, es cuando el Santuario del Señor del Hospital se engalana durante la Octava de Corpus, tiempo en el que las asociaciones gremiales que sobreviven hacen su "entrada de la cera", tiempo ideal para visitar el Santuario que se engalana con elaboradas decoraciones de cera y flores.

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