sábado, 19 de julio de 2014

México al día: La visión de Salvatierra, Salamanca y Valle de Santiago que tuvo el italiano Adolfo Dollero en 1907.

   Hace pocos años, en 2010, supe de un libro que se publicó, como tantos otros, durante el gobierno de Porfirio Díaz en el que un viajero italiano recorría el país tomando notas que luego se convirtió en libo. Libro patrocinado por el Señor Presidente en el que se daban a conocer algunos detalles de la vida en México con la intención de promocionar al país entre los inversionistas extranjeros. Hubo, al finalizar el siglo XIX y comenzar el XX, un escritor estadounidense, de San Francisco, que publicó varios volúmenes de una interesante revista o, en todo caso libro-revista que llevaba por nombre el de "Ilustrado", es decir, Yucatán Ilustrado, México Ilustrado, Baja California Ilustrado, etcétera. Él fue John Reginal Southworth. Hubo otros autores que difundieron no solo las bellezas del país sino sus riquezas y sus infinitas posibilidades de inversión. Domenech, un catalán, algunos otros norteamericanos, en fin, la lista de autores creo es larga.

    El caso de Adolfo Dollero se vuelve interesante porque él, siendo un curioso italiano, como muchos de aquel país lo son, dio una visión ligeramente distinta a la que ingleses y norteamericanos daban de México. El recorrido que hace es exhaustivo, fueron varios meses, todos ellos en tren, que recorrió buena parte del país. Hacer una compilación de toda la ruta es cosa difícil, lo que nos interesa saber es lo que vio en Guanajuato y, más específicamente, el rumbo de Salamanca. Es por eso que transcribo todo el capitulo relativo a la parte de su recorrido que realiza, llegando por Acámabaro, luego de haber recorrido buena parte del estado de Michoacán, continúa por Salvatierra, luego a Salamanca y Valle de Santiago.Seguirá luego por más poblaciones del estado de Guanajuato.

   Adolfo Dollero es un visitante más que se sorprende con la belleza de San Agustín pero hace referencia al fuerte contraste, no del todo agradable, entre el barroco de los retablos y el neoclásico del altar mayor. Menciona a la Penitenciaría y otra de las cosas, que todos los viajeros siempre notan: la producción de sarapes, mantas y guantes de gamuza. Finalmente hace un comentario, en tono de lamentella, sobre el servicio ferrocarrilero, me parece un testimonio que hay que resaltar ya que es el primero que leo en donde se habla de la desaparecida ruta entre Valle de Santiago y el Empalme de González, dicho de otro modo, Dollero usó los servicios de la Burra, no solo de Valle a Salamanca, sino que siguió todo el tramo norte, pasando por Cerrogordo, luego cerca de Santa Cruz, Roque, San Juan de la Vega, para llegar al ahora Empalme Escobedo. Y algo más, una mera curiosidad, ya que menciona al referirse a Salvatierra a dos personajes, ambos tuvieron sus intereses en Salamanca, tanto Eusebio González, como los Argomedo, pero ambos moverían sus capitales a Salvatierra. Veamos primero una introducción que hace don Isauro Rionda sobre el viajero italiano:

   "Noble italiano que vino a México en 1907, en compañía de dos compatriotas: el ingeniero Armando Bornetti y el doctor en química Arturo Vaneresson. Todos conocedores de mineralogía, botánica, medicina, química, etc. Entraron a México en ferrocarril por la frontera del norte, ya que venían de Nueva York, a donde habían llegado en barco desde Europa. Bornetti ya conocía la República, pues había estado aquí en los años 1896-98. Permanecieron varios meses en la capital nacional. En 1908, 1909 y 1910, hicieron un viaje por el interior mexicano; visitando (entre otras) las ciudades de San Juan del Río, Querétaro, Guanajuato, Celaya, Irapuato, Pénjamo, Silao, León, Lagos, Aguascalientes, San Luis Potsí, Valles, Tampico, Victoria, Río Verde, Zacatecas, Jerez, Fresnillo, Torreón, Saltillo, Monterrey, Montemorelos, Parras, Durango, Gómez Palacio, Parral, Chihuahua, Nogales, Cananea, Hermosillo, Guaymas, La Paz, Culiacán, Acámbaro, Salvatierra, Salamanca, Valle de Santiago, San Miguel de Allende, Dolores Hidalgo, San Luis de la Paz, etc.


    En la ciudad de Guanajuato estuvieron en Septiembre de 1908, y en los demás lugares del estado en 1909. Después de despedirse del presidente Porfirio Díaz abandonaron la capital, y el 12 de agosto de 1910 salieron en barco desde Veracruz con rumbo a Europa. De este largo viaje Dollero hizo un libro que tituló: México al día, del que se imprimieron cinco ediciones: en español, italiano, francés, inglés y alemán: todas en París en 1911. Tal parece que estas ediciones fueron pagadas por el gobierno mexicano de ese tiempo, pues toda la obra es una constante alabanza al régimen, a sus funcionarios, a sus logros, a las compañías que estaban en México, etcétera. Actitud bastante frecuente durante el Porfiriato". (1) Dollero sale de Acámbaro y llega a Salvatierra:

    "Al día siguientes salimos para Salvatierra... Salvatierra tiene unos doce mil habitantes y está situada a 1448 metros de altura. Es la cabecera de un distrito prodigiosamente fértil y casi todos los terrenos producen cosechas tales que despiertan la admiración. Visitamos una parte de la hacienda de San José del Carmen del rico agricultor don Manuel Llamosa, quien puso a nuestra disposición un tranvía de su propiedad particular, en el cual nos fuimos a la finca, distante unos nueve kilómetros de la ciudad. Para tener una idea de estas inmensas haciendas mexicanas, baste decir que la del señor Llamosa, que es de las mejores, sin ser de las más extensas, mide unas 20 000 hectáreas. Al tiempo de nuestra visita trabajaban en ella unos 2000 indígenas, parte de ellos ocupados en la extracción de los cacahuates y camotes, parte recogiendo las mazorcas del maíz y otros surcando los extensísimos campos con 500 yuntas de bueyes que eran substituidas por otras tantas, después de una media jornada de trabajo.

   "El jornal era solamente de 30 centavos diario. El señor Llamosa nos daba informes acerca de las condiciones agrícolas de ese excepcional distrito, en donde la caña de azúcar se desarrollaba junto a los campos de trigo, caso raro que observamos por primera vez desde que viajábamos por México. El cacahuate se cultiva allí en gran escala, así como el trigo, el maíz, los chiles, los camotes, la caña de azúcar y los garbanzos. Se cultivan también los frijoles, pero en pequeña escala. El distrito de Salvatierra produce una cosecha total que supera un millón de pesos al año. Nos aseguraba el señor Llamosa que en un año bueno, el maíz produce como el 200 por uno y el 70 y 80 en un año poco favorable. El riego está en uso, casi todos los hacendados disfrutan desde el tiempo colonial de concesiones para aprovechar las aguas del río Lerma. En la hacienda de San José del Carmen, existían dos grandes presas para las aguas llovedizas y la del Lerma; una que debía contener un 1 600 000 metros cúbicos de agua no estaba aun concluida; la otra contenía 1 800 000 metros cúbicos. Salvatieerra es una ciudad muy simpática; está dotada de alumbrado eléctrico, de drenaje de sistema antiguo, de agua entubada, pero lodosa e inservible porque proviene del río. Los habitantes beben generalmente la de los manantiales de la Angostura y de Urireo, de donde la traen a lomo de burros. En la municipalidad de Pejo hay minas de plata, cuyos resultados han sido escasos, debido a su baja ley y a las difíciles vías de comunicación.

    En Salvatierra existía un hospital, pero algo deficiente por no disponer de los fondos necesarios para sostenerlo bien. La instrucción pública estaba reducida a las clases elementales inferiores. Hay varias industrias, entre ellas ante todas la fábrica de la Casa Eusebio González S en C  La Reforma, que dispone de unos 760 caballos de fuerza hidráulica, eléctrica y de vapor y cuenta con 15 000 husos y 100 telares. La fábrica está bien montada y produce buena manta, moviendo con esa misma fuerza otras dos de tejidos de lana y algodón que pertenecen a la misma Casa González. Sigue la Fábrica de San Isidro Batanes de los hijos de Argomedo, propietarios también de la planta eléctrica que proporciona el alumbrado a la ciudad. San Isidro es más chica pero es una fábrica también provista de máquinas inglesas y produce asimismo manta de buena calidad. Dispone de fuerza eléctrica y de vapor, y podría proporcionar fuerza motriz suficiente para otras nuevas industrias. Del Palacio Municipal, un regular edificio, se contempla un panorama bellísimo; muy lejos, en medio de la bruma se puede ver Tarimoro, otro distrito eminentemente agrícola, que pertenece también al estado Guanajuato.  Nos quedamos en Salvatierra dos días y en seguida nos dirigimos a Salamanca, ciudad de unos 15 000 habitantes y muy inmediata a la primera.

    Habíamos vuelto a subir 250 metros aproximadamente. También el distrito de Salamanca es agrícola, pero el agua escasea. El río Lerma lo atraviesa igualmente, pero los propietarios no han podido obtener del Gobierno concesiones de agua, estando a los informes que nos proporcionó la autoridad local. Tampoco los pozos artesianos han dado buen resultado, uno exceptuando que producía muy poca agua a pesar de sus 500 metros de profundidad. Sin embargo de que no hubiera ni drenaje ni servicio de agua potable, las tablas demográficas no acusaban una mortandad elevada, debido a la bondad del clima. Hay un hospital, no a la altura de los tiempos modernos y una buena penitenciaría formada con parte del antiguo convento de San Agustín, del cual visitamos la iglesia, cuya parte interior es digna de ser mencionada. En esa iglesia que fue construida en 1603, hay varios grandes altares de madera esculpida, con una variedad extraordinaria de ornatos cubiertos de una capa de finísimo oro. Son arabescos, cúpulas, cupulitas, coronas, ménsulas con estatuas de madera que representan la vida de Santa Rita de Casia y de la Santa Virgen, todo acabado con una admirable perfección de grabado y con la grandiosidad propia de esos tiempos, cuando se obsequiaban a los templos las riquezas, con una generosidad desmedida. Hay también balaustradas de bronce macizo, un magnifico púlpito con trabajos de mosaicos finos y mil otras cosas antiguas con las cuales, a mi parecer, está reñida la decoración moderna de las naves y el hermoso altar mayor, elegante pero sencillo, que contrasta con la magnificencia casi medieval de los demás altares a los cuales me he referido.

   Existe en Salamanca un buen edificio escolar para la instrucción elemental, pero el número de los alumnos no es como pudiera creerse, dada la importancia de ese plantel. La clase trabajadora de Salamanca no solo se dedica a las faenas del campo, sino que fabrica a domicilio tejidos corrientes, sarapes sobre telares antiguos, zapatos, rebozos y guantes de gamuza. El hotel donde estábamos alojados era regular. Valle de Santiago que visitamos después de Salamanca se eleva a unos 1,716 metros sobre el nivel del mar en una zona volcánica que ha sido ya estudiada y descrita por más de un geólogo. Los 14 cráteres visibles muy fácilmente, están todos apagados hoy día y algunos contienen agua: entre ellos el cráter denominado Alberca cuyo diámetro a la simple vista se juzgaría de 300 metros aproximadamente. Ostenta la forma de una cuenca cortada a pique; cuando trocamos el agua que contenía nos pareció fría, a pesar de la aserción de personas del lugar quienes aseguran que está tibia en algunos puntos, cosa no imposible si se tiene en cuenta la naturaleza volcánica del suelo. Los rebozos forman la especialidad de Valle de Santiago; muchos indígenas los remojaban en esas aguas alcalinas, asegurando que con esa operación las tintas ya no sufrían alteraciones, lo que les daba precisamente una superioridad indiscutible sobre los fabricados en otras poblaciones. Sin embargo, no existían fábricas de importancia, sino simples modestos talleres en las casas.

    "No faltan personas convencidas de que las aguas de la Alberca poseen otras mil virtudes curativas, a cual más prodigiosa, entre ellas la de curar la hidrofobia. El distrito de Valle de Santiago es eminentemente agrícola, fértil y regado convenientemente por las aguas de la laguna de Yuririra. Produce cereales, legumbres, cacahuates, camotes, uva y hasta caña de azúcar. El clima es templado o con tendencia a ser cálido; domina siempre algo de paludismo, debido a las miasmas que produce el riego abundante de los terrenos, pero en algunos lugares, como en la hacienda de La Compañía, se ha logrado reducirlo a formas benignas, con la plantación de muchos eucaliptos. La ciudad estaba dotada de alumbrado eléctrico pero no de agua potable entubada ni de drenaje, y tampoco los pozos artesianos habían dado hasta entonces resultados satisfacotrios. Había una bonita plaza con jardín, y un teatro bastante regular, dada la importancia de la población que cuenta solamente con 12 000 habitantes, de los cuales el diez por ciento frecuentan las escuelas oficiales o las del clero. A unos 36 kilómetros de Valle de Santiago existe una pequeña ciudad de origen antiguo denominada Yuiriria cuyos terrenos a orillas de la laguna homónima son eminentemente fértiles, en toda esa región quedan vestigios de la antigua civilización otomí y con mucha frecuencia se encuentran ídolos y objetos de barro cocido, fabricados por los primeros habitantes

    La población se muestra afable y cortés también con los extranjeros y se nota una mayor franqueza y cordialidad que en otros centros. El viaje de Valle de Santiago a Empalme de González en donde debíamos cambiar de tren para ir a San Miguel de Allende fue desastroso por las continuas paradas y maniobras. salimos a las tres de la tarde para llegar a Empalme a las nueve y media de la noche, habiendo solamente 50 kilómetros de distancia. A las dos de la madrugada tuvimos que abandonar la cama para tomar el tren para San Miguel a donde llegamos dos horas y media después, cansados y soñolientos". (2)

Fuentes:

1.- Rionda Arreguín, Isauro. Testimonios sobre Guanajuato. Nuestra Cultura. Gobierno del Estado de Guanajuato. Guanajuato, 1989. pp. 151-152

2.- Dollero, Adolfo. Méxco al día. Impresiones y notas de viaje. Librería de la Viuda de Bouret. México, 1911. pp.545-550

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