martes, 4 de marzo de 2014

Pedro José Roxas y el retablo de Santa Ana en San Agustín de Salamanca.

  Esto que vemos es la parte central del retablo lateral oriente del templo de San Agustín en Salamanca. Aquí, lo he comentado y escrito varias veces, hay la posibilidad de estar frente a una auténtica obra de arte en cuanto a pintura se refiere pues, se dice, que viene del taller de Miguel Cabrera, uno de los más importantes pintores mexicanos nacidos durante la época virreinal; hay además la posibilidad de que esta imagen sea de las 'tocadas' lo cual le daría un valor aun más elevado. Agreguemos a esto todo lo que se desarrolla en rededor a la Guadalupana ni que decir: es obra de uno de los entalladores y doradores más notables del barroco novohispano: Pedro José de Roxas.

  Mayores datos sobre Roxas no tenemos, fuera de que su oficio era el de entallador y que estaba avecinando en Querétaro. Su obra, además de engalanar y sorprender, entre otros, el templo del convento de Santa Clara y el de Santa Rosa en Querétaro, también trabajó para templos en San Miguel el Grande y San Luis Potosí, además de San Agustín en Salamanca. Dentro de lo mucho que se ha escrito sobre los magníficos retablos salmantinos, esta vez te comparto un dato que te será sumamente interesante, para ello nos apoyamos en lo escrito por Rojas Garcidueñas, en el que él se apoyó, a su vez, en lo escrito por Heirich Berlin, historiador, antropólogo y arqueólogo alemán avecindado en México, que, aunque especialista en la civilización maya, igual estudió algo de arte virreinal que lo condujo a encontrar un dato que para Salamanca es sumamente importante:

  "Lo grandioso, meritorio y admirable del templo agustino de Salamanca son los portentosos retablos, que cubren los muros de la nave principal y los extremos de la nave de cruceros. Estos últimos son los de mayor tamaño y de mayor fastuosidad, aunque acaso no los de mayor interés en cuanto a la evolución del arte barroco en México. Durante mucho tiempo nada sabíamos del origen de esos retablos; afortunadamente el misterio de esa como de otras obras de arte barrocos, se ha empezado a resolver con el hallazgo, publicado en 1952, que hizo el acertado investigador que es Enrique Berlín, quien encontró en el archivo de la notaría número uno de Querétaro, un contrato fechado el cuatro de mayo de 1768 sobre que “el dicho don Pedro José de Roxas ha de hacer, parar en blanco y dorar un retablo colateral dedicado a la Señora Santa Ana... y acabada dicha obra en blanco en el tiempo de diez meses... la ha de poner en la puerta de la casa de su morada sobre las carretas … para su conducción a la Villa de Salamanca... en donde ha de pasar el susodicho a armar y dorar el dicho retablo hasta el final de su conclusión...”. Este retablo de Santa Ana está en el crucero de la izquierda, o sea al lado oriente; frente a el de San José que solo se diferencia  en detalles, pues la composición y distribución, el juego de planos y volúmenes, la calidad y estilo de tallas, todo hace evidente que es de la misma mano de Pedro José Roxas y debe de haber sido hecho inmediatamente después del de Santa Ana". (1)

   Curiosa e interesante a la vez es esta fotografía, tomada aproximadamente en 1950, al parecer en una Semana Santa. Hay dos detalles, uno, que la imagen de la virgen de Guadalupe está cubierta, la otra ese mantel a lo largo del barandal. Y el detalle que encontramos en el texto de Rojas Garcidueñas tomado de Berlin (2) en el que dice eso de que ha de hacer, parar en blanco y dorar un retablo colateral dedicado a la Señora Santa Ana. Esto lo que nos está indicando es que en Querétaro se diseñó y se dejó ya con la base blanca que se hacía luego de un elaboradísimo proceso en el que se aplicaban varios elementos, todos naturales que iban desde huesos de animales hasta tierras, y diversas sustancias para luego ser dorados, entonces nos está corroborando que todo el proceso de dorado se hizo estando ya armado el retablo en Salamanca.


   Y así lo confirma: "...y acabada dicha obra en blanco en el tiempo de diez meses... la ha de poner en la puerta de la casa de su morada sobre las carretas... para su conducción a la Villa de Salamanca... en donde ha de pasar el susodicho a armar y dorar el dicho retablo hasta el final de su conclusión..." Fue el 4 de mayo de 1768 que se firmó el contrato, habla de 10 meses para su elaboración, digamos que para Abril de 1769 se estaba armando y dorando el retablo ya en Salamanca. Vuelve a hacer hincapié a que la obra será acabada en blanco. ¿Has visto con mucha atención los retablos de San Agustín? ¿Has notado que en las partes despostilladas se aprecia esa base blanca?

    Se trata de la imprimación nombre técnico del proceso de preparación de la madera para ser dorada luego. Con esto lo que concluimos es que, el retablo de Santa Ana, fue elaborado en Querétaro, con las imprimaciones terminadas. Eso lo podemos comprobar, si bien no en el retablo mencionado sino en los otros que, como es el caso de las calaveras en rededor de la pintura de Ánimas que aparece en primer termino, entrado al templo del lado izquierdo, que no fueron doradas pero igual estuvieron sujetas al mismo proceso de imprimación, o, en le caso del retablo de la Inmaculada Concepción, en donde, por el desgaste a lo largo de los años de pasar las manos por ahí, el dorado ha desparecido en algunas molduras y se aprecia el rojo de la imprimación

   Quien diga en Salamanca que conoce bien el templo de San Agustín se está engañando a sí mismo, el templo se vuelve algo muy complicado para entenderlo completamente, pero, poco a poco podemos ir develando todos sus secretos. Para leer más sobre el Retablo de Santa Ana, entra aquí.

  Para leer más sobre el proceso de dorado, la imprimación, las colas de conejo, las gomas naturales hechas en base a cartílagos y huesos de conejo, entra aquí.

   Y ya para concluir te diré una cosa... sigo pensando, ahora más, que esta casa, la única señorial que nos queda en Salamanca, fue la residencia de los entalladores del templo de San Agustín, un día con calma te contaré esa historia.

Fuentes:

1.- Rojas Garcidueñas, José. Salamanca: Recuerdos de mi tierra guanajuatense. Editorial Porrúa. México, 1982. pp. 50-51

2.- Berlin, Heirich. Los archivos notariales como fuentes para la Historia del Arte Colonial en Latinoamérica. Acculturation in the Americas, Proceedings of the 29th International Congress of Americanist. The University of Chicago Press. Chicago, 1952. En Rojas Garcidueñas, op cit.

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