martes, 28 de diciembre de 2010

La colección de retablos del Museo Zacatecano

Grata y soprpendente es la visita al Museo Zacatecano localizado en la que fuera la Casa de Moneda de Zacatecas, edificio espléndido que alberga una interesantísima museografía de distintos aspectos de la vida de ese Estado: los Huicholes, Manuel M. Ponce, la Acuñación de Moneda y una magnífica colección de retablos, entre los que se encuentra algo por demás sentido para todos los salmantinos, un retablo del Señor del Hospital.

Fue el pintor zacatecano Fernando Juárez Díaz, originario de la población de Nochistlán, en la parte suroeste del estado, quién donó al Museo su colección de retablos del siglo XIX, la cual contiene Santos, Cristos, Vírgenes, escenas de la vida de Jesús y una muy completa del Niño de Atocha. No pensé encontrarme con esta verdadera joya, pensaba que todos los retablos del Cristo Negro del Señor del Hospital de Salamanca estaban en colecciones privadas en los Estados Unidos, pero he aquí la sorpresa.

Son doce los retablos que forman la sección dedicada a los Santos Cristos venerados, principalmente, en la zona centro del país, aunque también se incluye al de Esquipulas, Guatemala. El primero a la izquierda que vemos es el Señor del Hospital de Salamanca. Gran orgullo y alegría me causó encontrar en este magnífico recinto una imágen del Cristo venerado en Salamanca.

Es indudable su manufactura, de artista anónimo, realizado sobre una placa de zinc y con esos característicos florones, tan usados en la segunda mitad del siglo XIX para ornamentar las imágenes de los Santos Cristos. Grata coincidencia es notar el cendal que viste el Señor, blanco, como el que hace apenas unos meses se le colocó en ocasión de su 450 aniversario de la llegada a Salamanca.

Si bien la ficha informativa no es precisamente la historia que todos nosotros sabemos, en donde dice del milagro al convertirse en color negro y evitar así su robo, como quiera, sabemos que esa es una de las tantas leyendas que entorno a Él existen. Será bueno señalar, para quienes no conocen su verdadera historia, que el milagro realizado es el haber marcado al clavarse "a una vara de donde me depositen esa noche" y pasar de una posición de Cristo Agonizante a un rictus de muerte. La colección de Santos Cristos incluye una buena docena de ellos, veamoslos uno a uno:

El Santo Cristo de las Ánimas. Tradición muy difundida en todo el mundo católico, especialmente en del siglo XV en adelante, en donde se representaba a los pecadores pagando sus penas en el purgatorio, y siempre con la esperanza de salir de allí y gozar de la infinita gracia del Paraíso.

El Señor del la Misericordia de Compostela, Nayarit.

El Señor del Saucito de San Luis Potosí. Cuenta la tradición potosina que se formó milagrosamente en un sauce, también que aparecía continuamente en el lugar elegido para su culto y que curó a una persona de mordeduras de serpiente.

El Señor del Misericorida en Erncarnación de Díaz, Jalisco. Santo Cristo venerado en esa población alteña. Su capilla se ubica en el antiguo cementerio del poblado.

El Señor de Villaseca en Mineral de Cata, Guanajuato. Antiguo Cristo traído desde España por el acaudalado Alonso de Villaseca y depositado en el templo del mineral, venerado fuertemente en la zona.

El Señor de Esquipulas, Guatemala. El culto a este Cristo, en buena medida, fue introducido a la zona del Bajío por los padres agustinos. Muestra de ello las tenemos en los templos de la orden de San Agustín en Salamanca y Moroleón, Guanajuato.

El Señor del la Salud de Zacoalco, Jalisco. Este Santo Cristo viene de la misma fábrica en que fue realizado el Señor del Hospital de Salamanca, pues su ejecución es del último cuarto del siglo XVI de los talleres de Matías de la Cerda en Pátzcuaro y fue ejecutado por su hijo, Luis de la Cerda.

El Santo Señor de Chalma, Estado de México. En esta curiosa alegoría del Señor de Chalma vemos lo que se conoce como La Preciosa Sangre de Jesús.

El Señor del Encino de Aguascalientes. Esta es una interesante leyenda que llega a Aguascalientes desde el barrio andalús de Triana, en donde se dice que dos hermanos estaban enamorados de una mujer y al pelear por ella, enun bosque, cae un rayo el cual desgaja un encino y surge de allí el Cristo que les hizo recapacitar de su error.

El Señor de la Salud de Zamora, Michoacán.

El Señor de los Plateros, Fresnillo, Zacatecas. Este Santo Cristo traído desde España fijó su lugar de culto en las ventas de las minas zacatecanas de Plateros, luegar en donde se le venera y que, en buena medida, su culto ha sido desplazado por el del Santo Niño de Atocha que tiene su sede en el mismo templo.
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El Museo Zacatecano, abierto de miércoles a lunes, cierra el martes. Hoario de 10:00 a 17:00, entrada $ 20.00 pesos.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Luis Castillo Ledón, su paso por Salamanca (1909)

Luis Castillo Ledón, gobernador del estado de Nayarit, tuvo, en su momento, la inquietud de estudiar más a fondo los hechos ocurridos al inicio de la guerra por la Independencia; su afición por la historia le llevó a hacer un recorrido por buena parte del país en el año de 1909 pues, con motivo del Centenario del inicio de la justa histórica, tuvo él, junto al fotógrafo Gustavo F. Solís la inquietud de recorrer casi 12,000 kilómetros con el fin de documentar pueblos, haciendas y ciudades por donde el cura Hidalgo pasó luego del Grito de Dolores.

"Las imágenes esteroscópicas tomadas durante el recorrido tendrían como fin ser utilizadas en conferencias organizadas para las escuelas en el país; fin que no llegó a concretarse. Sin embargo, Castillo Ledón continuó con la biografía de Hidalgo sin lograr ver publicada su obra al fallecer en 1914, cuatro años antes de que saliera a la luz".

Durante su recorrido pasan por Salamanca y desde la torre poniente del templo de San Agustín hacen una toma de lo que era la pobalción en ese momento, 1909, quedando así grabada para la posteridad una tranquila calle, ahora llamada Pasaje Revolución, en donde no se ven transeuntes. Quizá la fotografía fue tomada muy temprano para aprovechar la luz solar y lograr una toma excelente. Pero ¿Que es la fotografía esteroscópica? Pues bien:



Es esta la toma que logra, el templo del Señor del Hospital en plena construcción, aun no estaban terminadas las bóvedas, ni la cúpula. La torre está practicamente concluída, faltándole aun de colocar los azulejos verde y blanco que decoraron por muchos años la parte alta, hasta que, hace cosa de pocos meses, llegaran las manos (y la cabeza) de un descononcedor de lo que es el auténtico rescate y nos eliminara, para siempre, su caraceterístico diseño.

Las fotografías fueron romadas de la exposición temporal que se muestra en la Hacienda de Pabellón en el municipio de Rincón de Romos, Aguascalientes, que, con motivo del Bicentenario se muestra actualmente ahí: La ruta de don Miguel Hidalgo y Costilla, miradas de un siglo.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Christmas - Nochebuena, del salmantino José Rojas Garcidueñas

"Faltaban pocos días para la Navidad y se quiso que antes de dispersarnos, profesores y alumnos, en las vacaciones de este tiempo, pudiésemos reunirnos para una de las celebraciones tradicionales entonando esos cánticos, a la vez populares y religiosos, que son los Chrsitmas Carols.

El lugar de reunión, como de costumbre, fue la terraza y la gran explanada al frente de Old Main. Allí se puso un gran árbol de Navidad, lleno de luces de colores y a un lado se colgó una pantalla de proyecciones. A las primeras horas de la noche nos reunimos en buen número. Muchachos de caras infantiles y de dos metros de estatura, chicas de narcicillas respingadas con la cabezas envueltas en pañoletas de colores, colegas de cabellos grises, todos con siluetas gruesas por los abrigos, enfundados, en lana de la cabeza a los pies, haciendo crujir el hielo bajo las botas y sintiendo en la nariz el picorcillo del polvo de la nieve que se desprendía de las ramas escarchadas

El pequeño orfeón de la Escuela de Música era el núcleo y guía que los demás seguíamos a coro. La letra del cántico, proyectada sobre la pantalla, servía más bien para indicar el texto elegido, que casi todos cantaban sin tropiezo alguno, como cosa que se sabe desde la infancia. Era una hermosa reunión emotiva y emocionada. Se cantaba el nacimiento de Cristo, de los ángeles y de los pastores. Cantos apacibles, de sencillas y suaves melodías, lentos y llenos de ternura. Todos cantaban con la emoción de un sentimiento hondo y sincero, unido de seguro a muchos recuerdos, de infancia y de hogar y bondad y de cariño como los versos y las notas que temblaban un poco en las voces y en el aire helado. Todo era muy sincero, muy hondo y muy bello.

Para mí, aquello resultaba tierno y melancólico, en cierto modo triste...¡!eran tan diferente de nuestras Nochebuenas, de las mías, de las de mi niñez y de mi casa, tan lejana y distinta! Todo acentuaba el contraste con lo mío: el sitio, el clima, las gentes, la música, el idioma. Fluía el canto, lento y dulce:

Silent night, holly night
All is calm, all is bright...

Silent night... Así la sentían ellos; así era, así debió ser, para esas almas nórdicas, la noche en que nació Jesucristo. en cambio nosotros, los latinos, ruidosos y alborotadores... Yo recordaba los villancicos entonados hace muchos años, en la sala de mi casa, acompañados con el gorjeo de los pitos de agua y el tamborileo de los panderos, cantados a voz en cuello, en la forma más meridional, y española del alboroto:

Suenen las panderetas,
ruido y más ruido,
porque las profecías
ya se han cumplido.
¡Sí!? ¡sí!
ya se han cumplido...

Así es; cuando ellos, allá, cantan "silent night" nosotros pedimos "ruido y más ruido"... ¿No es esto muy revelador en su diametral contraste? Difícil, casi imposible la plena concordancia, en su sentido más estricto: unión, conjunción, fusión de los corazones, es decir de los sentimientos. Aun los conceptos, las ideas, suenan en esacalas diferentes. Pero, con todo, qué bella y dulce y tierna poesía en esos suaves cantos entonados así, en la comunión de almas sinceras y espontáneas, con la emoción de una íntima raíz cristiana, bajo los árboles en que brillan las estalactitas del hielo, y en el aire con polvillo de nieve vibran las palabras hondas, emocionadas, saludando la llegada del Niño que es Amor, Salvación y Paz". (1)

Esto que acabamos de leer es uno de los relatos que don José Rojas Garcidueñas solía envíar en la Navidad a sus amigos, un grupo reducido, por cierto; eran sus famosos libritos de Ediciones de La Paloma que, luego de su muerte y en merecido recordatorio, la Academia Mexicana, a la que pertenecía, decidió editar a manera de homenaje post mortem. Este que me permití transcribir es el que más acorde con la fecha que hoy celebramos encontré. Fue escrito en 1950.

Fuente:

Rojas Garcidueñas, José. El erudito y el jardín. Anécdotas, cuentos y relatos. Academia Mexicana. México, 1983.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Una vez más por el bordo del río Lerma, en Salamanca

Pues como estamos ya en la época de los festejos y la comidas y todas esas cosas, hoy fuimos, mi hermana y yo, a comer a un lugar de mariscos que está en la salida a Celaya, de regreso nos venimos caminando al centro por el bordo del río para irnos llevando unas nada gratas sorpresas, te las ireé mostrando una a una...

La primera: una salida directa del drenaje al río, así sin tratamiento, directo y como va. Si pasas por ahí el olor que se respira te dirá exactamente lo que esas aguas llevan.... y son descargas directas al río que me hacen pensar: sí esto es lo que sucede en la zona urbana... ¿qué será lo que hay en la rural?

La otra sorpresa es que en tan sólo en el curso de mes y medio, el río nuevamente lleva agua, supongo que abrieron Solís, la presa que está en Acámbaro, se dice que cuando el río lleva lirio, es porque abrieron la presa, y sí, en efecto, se veían unos lirios flotar y la corriente era fuerte.

Grata, muy grata sopresa fue toparnos con estos graciosos patos que aunque no son gansos nos hizo recordar aquello del "Recuérdame". Por cierto, leí en alguna ocasión que entre los niños mexicanos del tercer grado la palabra que reconcen y asocian de inmediato es la de recuérdame, ya sabes, el Gansito.

Ingratísima sopresa -cosa ya sabida- es la cantidad de basura que hay a lo largo del bordo del río, aun verdadero basurero de todo lo imaginable, perecederos, plásticos, animales muertos, y lo que se te ocurra, es decir, el bordo del río Lerma en Salamanca es un auténtico basurero!

Sorprendente es ver el nivel del agua que hay ahora en el río, dista mucho de lo que te presenté hace apenas unas semanas en que se veía solo un hilillo correr...

Y el Puente Negro sigue ahí, ya no para cruce del tren, esa "burra a Valle" no existe desde hace mucho tiempo, ahora es cruce de autos en dirección sur-norte.

Y la bajada del Puente Negro, en su barandal, que sirve de tendedero, en lunes, día de lavado.

...nos adentramos al pomposamente llamado "Centro Histórico" nos topamos con una de las tantas calles que hay, y que llevan nombres por demás particulares, es decir, aquí no es solo Cuahutémoc, sino se le incluyó el reverenciado Tzin... ver para creer!

Y me es inevitable tomar las fotografías de las fachadas... insisto en que cada una de ellas encierra una historia. ¿No lo crees?


domingo, 19 de diciembre de 2010

Esta vez te voy a decir que tanto veo en Salamanca

Esa pregunta me la han hecho varias veces, eso de que qué tanto veo en las calles de Salamanca, me dicen siempre que el centro es muy feo y no hay nada que ver. Bueno, yo veo muchas cosas, la mayoría de ellas muy interesantes, te voy a decir que es lo que encuentro en cada cosa, como aquí, pasando por la calle Araujo en el barrio de Nativitas, me llamó la atención la pintura descarapelada, cinco capas distintas, si lo observas bien. La cosa fue hallarle la composición y el encuadre.

También por el rumbo de Nativitas, por donde era antes el paso de "la burra que va 'pa Valle" encontramos esta guadalupana que fue pintada hace al menos tres años, y el tiempo, la intemperie, ha hecho el resto, es decir, lo que vemos. Lo que veo aquí es una clara muestra del decadente arte urbano que no ha podido prosperar en Salamanca.

Las casas viejas me llaman mucho la atención, me maravillan especialmente la altura de sus techos, esta que ha sido ya dividida, la usan para una asociación agropecuaria, está sobre la calle Morelos, muy cerca de la esquina con Obregón.

A esta casa como encerrada entre dos más altas lo que le veo es una gran belleza y singularidad que le imprimen la puerta y ventana de fierro, lo descarapelado que deja ver los ladrillos... está por la calle de Revolución.

Aquí lo que veo es las dimensiones que tenían "las casas de antes", ésta que era una sola casa, ahora está dividida en cuatro. También por la calle de Revolución.

Ahora estamos en Juárez. La barada ha sido recién pintada, lo sé porque casi diariamente paso por allí, y desde siempre me ha llamado la atención su puerta, de maderas ya viejas pero bien sólidas, casi no se ve, pero desde hace tiempo tiene un moño negro en señal de luto, si se hiciera una foto de cerca se lograría algo interesante en ese detalle.

Aquí lo que vemos es una de las casas mejor conservadas en la calle Revolución, nuevamente vemos lo alto del techo. El color que obtuve en la toma es debido al reflejo, pues la casa de enfrente es una sola pared de color como naranja.

Nuevamente en Juárez, evidentemente es la entrada a una cantina, creo que esta fachada y toda la composición cuentan una historia larga sin necesidad de que te la cuente.

Si te dijera cuantas veces he pasado por esta esquina, serían varios cientos, tal vez miles, es la que forman Obregón y Juárez.

Por lo que fuera hace más de un siglo un arroyo, el de San Antonio, que luego fue canalizado para que desembocara en el río Lerma, por el rumbo de Nativitas y que acabó siendo cubierto por cemento, forma ahora el andador de San Antonio, creo que así se llama y aquí esta pequeña puerta de particular ubicación, decorada ya para la Navidad 2010.

Sobre Hidalgo un poco más allá del correo se encuentra esta antigua casa, no se si está habitada o abandonada, pero lo que si veo y que me llama la atención son los detalles de cantera sobre la puerta y ventanas, supongo habrá sido muy interesante en sus mejores tiempos.

Por Nativitas una escena navideña que lleva algunos años de viento, lluvia y, sobre todo, contaminantes, teniendo tan cerca la Refinería.

Me imagino que a principios del siglo XX esta casa se ubicaba ya fuera de Salamanca, ahora está dentro del primer cuadro, esa era la entrada de Irapuato, me llama la atención los contrafuertes que tiene en la base, es la única que sobrevive con esas características.

Bueno, estando en las vísperas de Navidad, encontramos afuera del mercado y guardando un cajón de estacionamiento esta piñata que dista mucho de ser bella, como las de estrella, aquí uno de esos monos que ahora gustan, el "Bob Esponja".

Creo se llama Matamoros esta calle, y aquí vemos o lo que fue una tiendita o el uso de los anuncios de la tiendita contigua ante los desaparecidos vidrios que quizá alguna vez tuvo.

No se tú, pero yo lo que veo es la parte, no el todo... en ocasiones la cosa más común en Salamanca es su fealdad, pero, cuando vamos viendo parte por parte, la belleza aparece...