sábado, 7 de agosto de 2010

Las torres del Templo de San Agustín de Salamanca.

Esta es una foto antigua, cuando aun había construcciones frente al Templo de San Agustín. Se ve una columna salir del centro de la plaza, seguramente era donde estaba el pozo de agua caliente.


Siendo salmantino de nacimiento y con poco más de medio siglo de existencia, me cuesta trabajo referirme a este recinto con su nombre correcto: Templo de San Juan de Sahagún. Creo que para todos nosotros seguirá siendo siempre San Agustín y tendrán que pasar un par de generaciones más para que se retome su nombre correcto. Pues bien, ahora veremos lo que son sus torres, mismas que si les ponemos la suficiente atención, nos daremos cuenta de la riqueza que ellas encierran.


Este curioso ángulo fue tomado desde el Restaurante Plaza. Vemos de izquierda a derecha: Torre oriente de San Agustín, la de los Apóstoles; la torre poniente, la de los Santos Agustinos; la torre del Santuario del Señor del Hospital y la Presidencia Municipal.


La fachada del templo es muy sencilla, contrasta fuertemente con lo ornamentado que es su interior. El volumen de toda la fachada es grande, sólido y aparentemente simple, pero, una vez que llegamos con la vista a las torres nos damos cuenta de que la del lado izquierdo, o al oriente, tiene representados a los doce Apóstoles, dándole relevancia a San Bartolomé, Santo Patrono de Salamanca, pues es el primero que aparece.


San Bartolomé Apóstol, el Santo Patrono de Salamanca; a un lado el ahora afamadísimo San Judas Tadeo. Fíjate, nosotros lo tenemos desde hace 250 años… ¿lo habías pensado?


En cambio, en la torre de la derecha, o del poniente, está consagrada a los principales personajes agustinos, comenzando por el propio San Agustín, siguiendo con su madre, Santa Mónica y luego aparece San Juan de Sahún, es decir, si lo vemos de otro modo, en Salamanca se amanece con el Santo Patrono, el Apóstol Bartolomé y se oscurece con el santo al que está dedicado el tempo agustino. Una lógica por demás particular.


Torre oriente, con los Apóstoles Bartolomé, Judas Tadeo y Pablo.


El maestro José de Santiago Silva nos dice al respecto que “las torres son una de las partes más notables de la fábrica arquitectónica del conjunto conventual. En este caso, como en la fachada lateral, en su sencillez armoniosa radica su mérito principal pero su nivel de calidad escultórica y el claroscuro que produce el juego de macizos y vanos es ya de inspiración claramente barroca… tienen planta cuadrada y un solo cuerpo con chapitel de sección octogonal gallonado. Cuentan con una altura de 16.30 m por encima del paramento de la fachada y un ancho de 7.90 metros…”


Torre oriente vista desde atrás, es decir, el sur, desde el claustro menor. Allí aparecen: Santo Tomás, Santiago el Mayor y Simón Cananeo (el que sustituyó a Judas Escarioti)


Quizá muchas veces nos abrumamos ante la cantidad de santos que conforman el panteón del Catolicismo, para evitarlo y no caer en la confusión, desde siempre se implementaron los llamados atributos, que son la manera en que vamos a identificar al Santo que se está representando. Estos atributos van, en la mayoría de los casos, representados con algo que nos dice la manera en que fue su martirio, su muerte, recordemos que en la religión Católica, el morir significa nacer en la vida eterna, en la gloria. En otras ocasiones se les dan los atributos relacionados a sus hechos más notables, a sus grados obtenidos…


La torre poniente vista desde el oriente, alcanzamos a ver a Santa Felícitas y a San Nicolás de Tolentino, recordemos que la provincia Agustina de esta zona estaba dedicada precisamente a él.


Volvemos al maestro De Santiago: “… las esculturas de las torres, como ya se dijo, representan a los doce apóstoles y a los santos considerados fundadores, como pilares históricos y espirituales de la misión encomendada a la casa salmantina, en un discurso que pondera el ejemplo paradigmático de los divulgadores y cofundadores de la religión católica y aquellos de la orden agustiniana entre los que destaca por supuesto el santo fundador Agustín y su madre, santa Mónica, y el santo patrono al que está dedicado el templo, san Juan de Sahagún”.


La torre poniente vista desde el sur, allí aparecen San Gelasio I, Papa; Santa Clara de Montefalco y el Santo de Maleval.


Así pues, viendo las esculturas en sentido inverso al reloj, en el lado oriente encontramos: San Bartolomé, San Judas Tadeo, San Pablo, San Andrés, San Juan, San Pedro, San Simón Cananeo, Santiago el Mayor, Santo Tomás, San Mateo, San Felipe, Santiago el Menor.


Y del lado poniente: San Agustín de Hipona, Santa Mónica de Hipona, San Juan de Sahagún, Santo Tomás de Villanueva, Santa Felícitas o santa Perpetua, San Juan Bono de Mantua, San Gelasio I Papa, Santa Clara de Montefalco, San Guillermo de Malaval, Obispo mártir no identificado, Santa Felícitas o santa Perpetua y San Nicolás de Tolentino.


Una de las magníficas 24 esculturas que aparecen en las torres de San Agustín, esta es la de San Pablo.


Y si lo que queremos identificar es a los santos por sus atributos, aquí está la guía, “a partir del siglo XIV sus atributos más comúnmente representados son:


Andrés: cruz latina o en aspa

Santiago el Mayor: bordón y sombrero de peregrino, conchas.

Felipe: cruz latina en la mano.

Tadeo: piedras en la mano.

Santiago menor: bastón nudoso, en forma de porra o piedras.

Mateo: hacha o cuchilla.

Tomás: escuadra y lanza.

Bartolomé: Gran cuchillo y demonio atado con una cadena.

Matías: soga o cinturón.

Juan: palma, copa con serpiente, imberbe.

Pedro: llaves

Pablo: espada”.


Indudablemente que la próxima vez que tengamos la oportunidad de estar frente a este imponente templo, nos demos el tiempo para ver con calma sus magníficas torres, ahora si las podremos interpretar.


Fuente:


De Santiago Silva José. El templo agustino de San Juan de Sahagún en Salamanca. Ediciones La Rana. Guanajuato, 2004.



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