miércoles, 25 de agosto de 2010

Apóstol San Bartolomé, Santo Patrono de Salamanca, México.

Esta vez hago la aclaración en el título que San Bartolomé es el patrono de Salamanca, la mexicana, pues bien sabemos que es San Juan de Sahagún el de la Salamanca española. Confieso que es la primera vez que estoy en Salamanca un 24 de agosto y además participando de la misa en honor al Santo Patrono, esto fue suficiente para despejar mis dudas en torno a su patronazgo en la ciudad que desde hace tiempo venía cargando, pues, hay quien dice que El Señor del Hospital es el patrono de Salamanca, así pues, sirva este artículo para proponer lo que a mi juicio es la presencia de ambos cultos.


Salamanca, aparece dentro de las primeras cien fundaciones españolas en la Nueva España, esto en el siglo XVI, 1563 cuando se erige como curato, siguiendo el mandato dado por Tata Vasco, según dice la tradición, pues documento que lo certifique aun no ha sido encontrado. Y en ese año ya había llegado el Cristo de los Agonizantes o Cristo de Acualmetzli, como el maestro De Silva lo nombra. La tradición popular le dio el nombre del Señor del Hospital, dado que la capilla en donde fue depositado era la contigua al hospital de indios que en ese entonces se levantaba a un costado de la Estancia de Barahona, por lo tanto El Señor del Hospital se convirtió en el Santo Patrono del pueblo de Indios, en este caso de Xidóo, aunque hay quién ubica a Xidóo unos kilómetros más al oriente, en San Juan Bautista, se dice que era San Juan Bautista Xidóo el nombre completo, hoy día lo conocemos como San Juan de la Presa, aunque hubo un tiempo que se llamó San Juan de los Cántaros.


Lo interesante aquí es entender bien lo que un pueblo de indios era; una reducción de indios que siguiendo las ordenanzas reales, se fueron agrupando en esas recién creadas comunidades para tener mejor control de ellos y evitar que en la zona Chichimeca, las denominadas “tierras bárbaras del norte”. Evitar que huyeran, cosa que hacían para evadir el sometimiento español; cosa que a los españoles no convenía pues de otro manera no tendrían la mano de obra necesaria para levantar edificios, casas, labrar la tierra y atender a los animales que ya habían sido introducidos a las tierras conquistadas, caballos, vacas, toros, borregos, etc.


Igual en lo que ahora es Salamanca no había un solo pueblo de indios, sino varios, uno de ellos, el mas cercano, contiguo, a la que fuera “la casa grande”, si es que la hubo, de la Estancia de Barahona, propiedad, como ya lo vimos, no de Juan Y Sancho de Barahona, hijos del conquistador, sino de Gaspar de Valdés, personaje del cual desconozco muchas cosas, pero que a su debido tiempo, encontraremos algo más de su vida y lo podrás leer aquí, en este espacio electrónico.


Los otros pueblos de indios eran, indudablemente San Juan Bautista y Nativitas, ambos a relativa corta distancia de la Estancia de Barahona, por lo tanto, con la suficiente mano de obra para trabajar con ese, digámoslo así, “encargado” de la Corona Española en las tierras bárbaras del norte, en la Gran Chichimeca que estaba siendo ya sometida. Es entonces El Señor del Hospital el Santo Patrono de la naciente Salamanca que se gestó a partir de los pueblos de indios ubicados en su territorio.


La tradición popular ha establecido que fue un Martes Santo cuando el milagro se dio, cuando el propio Cristo Negro se transformó de un Cristo agonizante en un Cristo muerto, eso lo establece el relato y en el transcurso del tiempo se instituyó como fecha de celebración al Cristo Negro de Salamanca ese día de la Semana Mayor, solo que, en los rituales de la Cuaresma que con la evangelización fueron introducidos en la Nueva España, se establece que es en esos cuarenta días cuando se veneran los Cristos que con el tiempo se trasformaron en los Patronos de los pueblos. La variante la encontramos, como fecha de veneración el día primero del año. 1 de enero.



Cosa por demás curiosa sucede en Salamanca, que se funda como villa un día primero de enero. Casualidad es que una buena cantidad de fundaciones españolas se dan los días uno de enero. Coincidencia es que Purísima del Rincón fuera fundada igual que Salamanca, el 1 de enero de 1603. Curiosidad, casualidad o coincidencia es lo que muchas veces pensamos de los acontecimientos cuando en realidad no sabemos las razones por las cuales se dieron.


Bartolomé Sánchez Torrado, español avecindado en la Congregación de Irapuato, seguramente no contaba con tierras suficientes o había ya llegado al nivel de bienestar (para usar términos actuales), que primero ubicó los territorios adecuados, que tuvieran agua suficiente para el riego y que no fueran debidamente explotados por los propietarios, para luego solicitar al virrey en turno que se hiciera una “poblazón de españoles”, en efecto, si había pueblos de indios, los habría también de españoles, recordemos que vivimos en un mundo dual.


Hechos los trámites se autoriza la creación de la Villa de Salamanca, se ubican las tierras justo en los límites de la Estancia de Barahona, la Estancia de Baltierra y el Río Grande de Toluca. Lugar que cuenta con las características suficientes para volverlo próspero: mano de obra suficiente, agua abundante y tierras de las denominadas “feraces”. El primero de enero de 1603 se funda la villa de Salamanca “por ahora y para siempre jamás” y se nombra a su Santo Patrono a San Bartolomé Apóstol. Es decir, San Bartolomé se vuelve el patrono del la villa de españoles. El Señor del Hospital lo sigue siendo del pueblo de indios.


Si volvemos de nuevo a las casualidades, ¿fue casual que Bartolomé Sánchez, el que encabezó los trámites para obtener la Merced y fundar la villa, como una condescendencia se asignó a su santo, San Bartolomé como el patrono de la recién creada villa? ¿Fue que los trámites se hicieron en el mes de agosto, precisamente el 24 o las vísperas y por eso se asignó a ese Apóstol para su veneración? No, la respuesta en ambos casos es no. La razón es aun más profunda.


Los nombres de las personas, los llamados de pila, que por cierto, si se dice “de pila” es porque se dan en la pila bautismal; al igual que todo en la vida, pasa de moda o están de moda. Tal era el caso del nombre Bartolomé, usado profusamente en el siglo XIV, XV y XVI. Y aquí hago un paréntesis. En la misa de ayer, en honor a San Bartolomé, oficiada solemnemente por el Señor Obispo Martínez Zepeda, cuando se hizo el ofrecimiento, antes de la consagración se leyó una larga lista de nombres, se comenzó por los Apóstoles y se siguió por los Santos que, de acuerdo a las más antiguas tradiciones, son los fundamentales… recuerdo se dijo de Nepomuceno y yo te pregunto ¿Conoces a algún Nepomuceno? Con esto reafirmamos lo de la moda en el uso de los nombres.


Cuando la evangelización, primero los franciscanos, luego los dominicos, más adelante lo harían los agustinos, vieron la manera de adaptar la religión tradicional de los nativos a las maneras Católicas, el culto de Nuestra Señora de Guadalupe tuvo aceptación debido a que planteaba una idea ya conocida, Tonantzin, “la madre de los dioses” se asociaba perfectamente con la idea de la Santísima Virgen María. Tezcatlipoca, en algunos casos, embonaba con la idea de Jesucristo y San Bartolomé era justo la representación de la deidad Xipe Tótec.


Xipe-Tótec estaba asociado a Tezcatlipoca, al rojo, pues Tezcatlipoca tenía cuatro advocaciones, la roja iba asociada a “la capa vegetal que recubre la tierra, hasta entonces yerma y desolada” a su festividad, se le denominaba Tlacaxipehualiztli (desolladura de hombres) y es aquí en donde encontramos su asociación a San Bartolomé, ya que el martirio que recibió fue ser desollado estando aun con vida, razón por la cual vemos sus atributos con un cuchillo o un hacha en una mano y con un libro, la Biblia, en el otro.


Casualidad o coincidencia, una vez más lo anotaré, pues es en ese mes, de nombre difícil de pronunciar, cuando se celebra a Xipe-Tótec, que hay una celebración más, la de Nahui Ollin o cuatro temblor, fecha que se mueve, al igual que nuestra Semana Santa y que marca el “día del nacimiento del quinto solo, que era una de las fechas más notables de su calendario. Para conmemorar tan fausto acontecimiento hacían imponentes actos y ceremonias en que participaba todo el pueblo, los señores principales y el mismo emperador”. (1)


San Bartolomé es, entre otras cosas, el santo patrono de los encuadernadores. Si consideramos que en el México novohispano el acceso a libros era restringido y quienes los introducían al país y tenían acceso a ellos eran personas privilegiadas que sabían leer, por lo tanto estaban cultivadas, tenían un conocimiento notablemente superior a la mayoría, San Bartolomé revestía con esto una cierta, digamos, aristocracia. Era también el santo patrono contra las tormentas.


“Parece ser que a San Bartolomé se le atribuyen ciertas dotes de control de los poderes del maligno, y también de las tormentas (que las tradiciones populares suelen atribuir al designio nefasto de las fuerzas del mal), con los desastrosos efectos de sus rayos y granizo, que pueden matar a hombres y animales y arruinar las cosechas. Por ello, cuando en los meses de verano hay una fuerte tormenta, las ancianas de La Almarcha suelen decir: “San Bartolomé bendito, pon tu cuchillo de por medio para que no caiga rayo en mi casa ni el granizo arruine nuestras cosechas”. (2)


Recuerdo hace muchos años que apareció en el cielo una “culebra” algo que antes se llamaba tromba y que ahora le dicen tornado, la veíamos moverse en el cielo, encima de Salamanca y de todo el Bajío, en eso entró mi mamá a la cocina, sacó el cuchillo más grande que había y comenzó a trazar cruces, como queriendo cortar la “culebra”, decía algunos rezos, no recuerdo cuales. Ahora entiendo lo que hizo en ese momento.


San Bartolomé es patrón de los carniceros, fabricantes de libros, guantes, pieles, zapateros, sastres, mercaderes de queso, viñadores, albañiles y otros. Se le invoca contra desórdenes nerviosos.


Fotografías:


La primera corresponde al altar levantado en el Santuario del Señor del Hospital en Salamanca, cuyo nombre es Parroquia del Señor del Hospital y San Bartolomé Apóstol.


La segunda es la imagen de San Bartolomé en la Parroquia Antigua de Salamanca, la que originalmente fuera la Parroquia de San Bartolomé.


La Tercera es una dramática pintura de San Bartolomé que se encuentra en el templo de San Agustín de Salamanca.


Las siguientes fotografías fueron tomadas ayer, 24 de agosto de 2010 en la misa solemne en honor de San Bartolomé Apóstol santo patrono de Salamanca, Guanajuato.


Fuentes:


1.- Álvarez Constantino, Jesús. El pensamiento mítico de los aztecas. Editorial Balsal, Morelia, 1977


2.- Salas Parrilla, Miguel. “San Bartolomé Apóstol y los dichos de las danzantas de La Almarcha (Cuenca)”. Culturas Populares. Revista Electrónica 5 (julio-diciembre 2007), 14pp.

http://www.culturaspopulares.org/textos5/articulos/salas.pdf



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