domingo, 13 de junio de 2010

Salamanca y la confusión en su Santo Patrono.

Pues curioso es seguir encontrando en la historia de Salamanca una confusión más, esta vez ya no por posesión de tierras sino en lo que se refiere a la necesidad de las almas de encomendar sus pueblos a un santo, a su Santo Patrón.


Los Santos, como todo en esta vida, es parte de la moda de usar algo, de hablar de una particular manera, de leer a un escritor en particular, en fin, estas tendencias incluyen también a los Santos. Si vemos los listados de pasajeros llegados a las Indias Occidentales, veremos una abrumante cantidad de Diegos, Gonzalos, Hernanes, Cristóbales, Alonsos, y ni que decir de Juanes, Fernandos y Franciscos, todo esto porque la “moda” de ese tiempo así lo marcaba. No estará de más ver las páginas de sociales hoy día y leer los nombres en boga: Fernanda, Valentina, Emilia, Paulina... solo por mencionar algunos. Igual sucedía con los Santos Patronos que se fueron asignando a los pueblos que se fundaron o que fueron evangelizados en la segunda mitad del siglo XVI y el primer cuarto del XVII.


Encontramos en la geografía nacional una abrumadora cantidad de poblaciones llamadas San José y Santiago. Encontramos que los patronos asignados en un principio fueron los cuatro Evangelistas. La lista de poblaciones que en sus nombres incluyen a Juan, Lucas, Mateo y Marcos, es grande, especialmente la de los dos primeros nombres; debemos agregar, además, a los más conocidos Apóstoles: Pedro, Pablo, Andrés, Felipe y Bartolomé y es precisamente a éste último al que se asigna como Santo Patrón de Salamanca: San Bartolomé Apóstol.


Al Apóstol Bartolomé en ocasiones se le conoce como Natanael, pues así se le relaciona en algunos evangelios, su celebración es el 24 de agosto. La imposición de éste santo fue una de las más fáciles y que mejor acogida tuvieron en los primeros años de la evangelización ya que el martirio del Apóstol Bartolomé, al ser desollado, embonaba perfectamente en la celebración azteca de Xipe Totec, el desollado.


Si hubo alguna imagen del Apóstol cuando la fundación de Salamanca en 1603, eso se desconoce. Fue hasta 1690 que la parroquia es terminada, quedando el antiguo templo de Nuestra Señora de la Asunción, el que conocemos actualmente como Expiatorio, como secundario, solo que, en ese recinto, de acuerdo a la tradición, desde 1560 se le rendía culto al Cristo Negro, el cual desplazó en importancia a la imagen de Nuestra Señora.


Hubo una imagen más, para 1615 los padres Agustinos inician la constricción del Convento y Templo de San Juan de Sahagún, mismo que conocemos como Templo de San Agustín, fue más de un siglo el que se requirió para concluir la monumental obra y, como es tradición entre los Agustinos, se declaró su patrona a la Virgen de la Soledad.


Con el tiempo la Parroquia lo dejó de ser y se convirtió en el Templo de la Santísima Trinidad, el Expiatorio se convirtió en la nueva Parroquia, conocida como Del Hospital o Del Señor del Hospital y aquella que fuera la parroquia original, la que se determinó construir luego de la fundación de la villa de Salamanca, fue conocida por todos como La Parroquia Antigua.


Así pues, además de las fiestas patronales que en cada barrio se llevan en Salamanca, debemos anotar que, en efecto, hay un Santo Patrón de la Ciudad, ese es San Bartolomé Apóstol de él hay cinco imágenes distribuidas en tres templos de la localidad. Hay una imagen, la más venerada de todas, que es El Señor del Hospital y hay una gran fiesta en torno a la Virgen de la Soledad pero, definitivamente, el Santo Patrono de Salamanca, es el Apóstol Bartolomé.


¿En dónde habrá quedado la imagen original del Apóstol Bartolomé del siglo XVII? La respuesta a esta y todas las demás interrogantes se siguen escondiendo en lo más profundo de la noche…



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