sábado, 22 de mayo de 2010

Apuntes sobre la fundación de la Villa de Salamanca en el Valle de Chichimecas.

La fundación franciscana del pueblo indio de San Miguel en 1543, marcó un hito importantísimo en los avances hacia las grandes planicies del norte nómada, pues fuera de este puesto de avanzada ubicado al noroeste de Querétaro, no se habían realizado fundaciones importantes al norte de Acámbaro, punto de arranque de la evangelización franciscana y de la colonización norteña. Desde aquella posición fray Juan de San Miguel, quien logró congregar a guamares, otomíes y tarascos para fundar el pueblo, hizo entradas hasta la región de río Verde, morada de los peligrosos guamares y guachichiles. También desde San Miguel, fray Bernardo Cossin llegó a la vertiente interna de la sierra Gorda y fundó el poblado indio de Sichú, entre San Miguel y el río Verde. Es menester aclarar que los costes de los avances franciscanos fueron cubiertos por las autoridades virreinales, interesadas en lograr que la conversión de los chichimecas impidiera una futura rebelión similar a la del Mixtón.


Hacia la década de 1560 la colonización del Bajío se vio frenada por la guerra chichimeca, y por los intentos fallidos de los virreyes para pacificar la zona: la guerra a fuego y sangre, la esclavización de los indios alzados, y en su momento, la reducción definitiva y/o temporal de bandas de negros y mulatos que asolaban las zonas más remotas de la sierra de Guanajuato.14 No sería sino hasta la época del virrey Enríquez de Almanza (1568-1580) cuando se decidió fundar una serie de poblados-presidio a lo largo del Bajío para proteger las rutas hacia las zonas mineras del norte. Así, la experiencia misma que iba dejando la guerra en las autoridades coloniales, se iba incorporando en las estrategias de poblamiento y de pacificación hasta entonces vigentes. Una de estas innovaciones fue la de llevar indios de las regiones ya colonizadas (Michoacán, Valle de México, Tlaxcala, Jilotepec, Puebla) para que, establecidos junto con los vecinos españoles en las nuevas pueblas, fuesen un ejemplo a los indios hostiles y renuentes a la tutela española; a la vez que estos indios auxiliares también fungirían como tropa selecta en la pacificación de la frontera chichimeca.


El ejemplo más claro de este proceder fueron las numerosas colonias tlaxcaltecas fundadas en todo el norte novohispano y los pequeños pueblos de indios fundados o repoblados alrededor de las nacientes villas, hecho que brindó la posibilidad de que los nuevos poblados indios adquirieran ganado y tierras, base de la futura colonización de las regiones circundantes a las villas y ciudades españolas del norte novohispano, incluido el Bajío. Sólo que en la región abajeña la organización de los pueblos indios tuvo algunos elementos propios. Algunas características particulares del Valle de los Chichimecas fueron las adaptaciones sui generis de la continuidad económica y social que los indios que poblaron esta zona vivieron en sus lugares de origen.


En el Bajío no hubo antecedentes inmediatos de una ocupación previa por parte de grupos sedentarios que desarrollaran una cultura tan avanzada en lo urbano y lo económico como las del valle de México, y por ende tampoco hubo caciques a los cuales se les habría de respetar su derecho a la propiedad de tierras, ni tributarios; no hubo tampoco, al menos antes de finalizar el siglo XVI, pueblos dispersos cuya congregación hubiese sido dolorosa por el alejamiento de lugares ancestrales, o por el abandono de iglesias ya construidas. No existía tampoco el mismo ordenamiento espacial de los antiguos asentamientos indios del valle de México o de la Sierra Norte de Puebla, los llamados altepetl, ni cabeceras de linajes (tecalli), es más, en la zona del Valle de los Chichimecas se partió casi de cero, se improvisó y se creó un ordenamiento nuevo, exento de la carga política y económica ancestral que arrastraban la parte correspondiente al Valle de México y sus lugares circundantes. Los indios llegados del exterior durante la colonización del Bajío en los siglos xvi y xvii, se acomodaron al principio donde quisieron, aunque a algunos se les redujo con la finalidad de que ayudaran a la consolidación de las nuevas fundaciones españolas, erigiéndose pueblos en las inmediaciones de lugares como la villa de León (San Francisco del Cuisillo y San Miguel de la Corona), en la villa de Santa María de los Lagos (San Francisco del Rincón), en Celaya y, más tardíamente, en Salamanca.


Desde el año de 1602, cuando la Guerra Chichimeca había terminado en su fase activa desde hacía al menos diez años, la colonización hispano-india había estado asumiendo nuevos derroteros ya poco relacionados con la guerra. Así, vemos que las nuevas villas que surgieron dentro de la jurisdicción de la alcaldía después del citado año concernieron a la necesidad de desarrollar el potencial agropecuario de la región, así como para mantener el flujo de estos productos hacia las villas vecinas y hacia las regiones mineras del norte, incluyendo al cada vez más importante real de minas de Santa Fe de Guanajuato. En este tenor se realizó la fundación de la villa española de Salamanca, en la margen norte del río Grande, entre las villas de León y Celaya. La ubicación de la nueva puebla fue excepcional, pues la fertilidad de sus tierras y el suministro permanente de agua permitieron que en sus alrededores nacieran infinidad de labores agrícolas y ganaderas.


Los nuevos vecinos por su parte, recibieron dotaciones de tierra superiores a las concedidas hasta entonces a otras villas. La provisión de tierra alcanzó las cuatro caballerías por cabeza de familia, mientras que las otorgadas en su momento a los fundadores de Celaya y León fueron de dos o tres. El entorno agrario de la nueva fundación se vio enriquecido por el suministro de mercedes de tierra, pues entre 1608 y 1635, se otorgaron cerca de cincuenta y siete en sus inmediaciones.


Por otra parte, las concesiones de tierra otorgadas a los nuevos vecinos fueron igual de generosas que las que se dieron a los fundadores de la villa de Salamanca. Pero la cantidad de vecinos que originalmente se habían asentado en la villa de Salamanca había ido incrementándose, por lo que las tierras otorgadas por la Corona resultaron insuficientes. Bajo estas circunstancias se fundó la nueva puebla de Valle de Santiago, instituida probablemente por una parte de los vecinos de la villa de Salamanca, segregados en 1649 de su jurisdicción.


Fuente:


Aguilar Zamora, Rosalía y Flacón Gutiérrez José Tomás. Andar con el hato a cuestas. La fundación de villas y pueblos de indios en el valle de los Chichimecas. Centro INAH Guanajuato. Revista Takwá / Núm. 9 / Primavera 2006 / pp. 53-73


http://www.publicaciones.cucsh.udg.mx/pperiod/takwa/Takwa9/rosalia_aguilar.pdf



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