viernes, 5 de marzo de 2010

Las conclusiones del Doctor José de Santiago Silva, Director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM

Siendo más metódico y no tan visceral como el Presbítero Orozco, cuyas conclusiones sobre lo escrito en el relato de la llegada del Señor del Hospital a Salamanca, le quita toda credibilidad, el Doctor José de Santiago Silva nos da sus conclusiones haciendo un profundo análisis con sus doctos conocimientos en la materia de arte, teatro, religión y costumbres, las que, conjuntadas, nos ofrecen una visión real de lo vertido en el relato. (1)


El Doctor de Santiago comienza diciendo que “Estamos en presencia de un fenómeno en que se conjugan elementos de la tradición oral con alguna fuente escrita, que se ha pulido, con el propósito de crear un arquetipo de fundación con base en un hecho sobrenatural que justifique el asentamiento de los grupos allí establecidos. Este es el caso se destaca la legítima posesión del Cristo milagroso por parte de los otomíes, que ayudados por los estancieros españoles salen triunfantes frente a los mexicanos”.


Con su experiencia en teatro, el Doctor de Santiago ve en el relato el reflejo de una forma de evangelización muy al estilo colonial: “No puede soslayarse el hálito poético-literario de la narración; su estructura dramática, manifiesta en sus partes, sugiere que podría tratarse de una pieza relacionada con formas teatrales de cuño medieval como los autos sacramentales, que tuvieron un renacimiento muy florido en el teatro de evangelización. El desenlace de estas piezas casi invariablemente era la conversión por el bautismo. Los franciscanos fueron especialmente prolíficos en este género de representaciones”. (2)


Una observación muy interesante que hace el Doctor de Santiago es la relacionada al personaje llamado “El Fani”: ”… después encuentran a un personaje de atributos casi mágicos que también es víctima de la injusticia y abusos de los en comenderos, con su ayuda llegan al lugar predestinado pero sus dificultades solamente son superadas con el auxilio de los estancieros españoles; finalmente, los mexicanos son burlados y el Señor de los Agonizantes manifiesta abiertamente el cumplimiento de su deseo, su entronización que sacraliza el lugar y celebra el triunfo de sus habitantes...”


Algo por demás notorio en el relato es la cantidad de personajes de rica influencia en la Historia de México, además de la exactitud geográfica que se va señalando a lo largo del relato De Santiago así lo manifiesta: “Llama la atención el recuerdo de datos geográficos e históricos con que se acompañan los pormenores del relato, circunstancia que ha llevado a algunos a darle un valor testimonial que está lejos de poseer; pero de cualquier manera su valor es incalculable, sintomático de cierta necesidad de generar o fortalecer una devoción que fundamenta la erección de un centro religioso cuyos orígenes prodigiosos lo justifiquen, lo distingan y lo privilegien”.


La carga simbólica esta íntimamente relacionada con los personajes del relato, la observación del Doctor De Santiago lo señala de este modo: “Diríase que se trata de un arquetipo fundacional según el cual la devoción al Señor del los Agonizantes integra a la comunidad en torno a valores de identidad étnica, religiosa e histórica. También llama la atención la carga emblemática del nombre propio de algunos protagonistas: san Juan Crisóstomo fue doctor de la Iglesia griega; Lucas Evangelista, según antiquísima tradición, fue pintor y ejecutó el retrato de la virgen María; san Buenaventura, fraile franciscano, también es doctor de la Iglesia, contemporáneo a san Francisco”.


La Esancia de Barahona es el lugar donde buena parte del relato se escenifica, esto lo interpreta De Santiago como: “Por otra parte, a pesar de sus objetivos específicamente piadosos, es una de las pocas fuentes, junto con las Mercedes, que mencionan datos claves sobre el lugar que ahora ocupa Salamanca, como el relativo a la estancia ganadera de Sancho Barahona, que colindaba con el pueblecito de Xidóo al obtiene, al sur su límite era río Lerma y por el poniente se extendía tanto como para llegar a sus límites después de haber caminado del amanecer al anochecer”.


La observación que hace de la ubicación de los primitivos templos de Salamanca le da un valor histórico a muchas de las cosas que no se han fundamentado del todo: “También consigna que existían en los primeros tiempos tres capillas que corresponden a los núcleos poblacionales primigenios, la de San Juan Bautista, en Xidóo; otra donde primero colocaron la imagen del Cristo de los Agonizantes que no sabemos donde se encontraba, podría haber sido el lugar de la primitiva parroquia o también es posible que estuviera en Santa María de Nativitas, y una tercera, edificada, según afirma el relato, por orden del obispo Quiroga, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, en el Hospital, que entonces todavía atendían los padres franciscanos”.


Y profundiza aún más en torno a la parte menos conocida de la historia de Salamanca diciendo que: “Podría suponerse, por lo temprano de la fecha, que el “hospitalito” del que habla el relato corresponda a las fundaciones que por iniciativa de fray Juan de San Miguel se establecieron en la región del Bajío y después consolidó Vasco de Quiroga por todo el obispado de Michoacán, que en realidad había comenzado a organizarlos desde antes en Santa Fe, cunado se desempeñaba como miembro de la segunda Audiencia.


Se sabe que ya entonces existía, en las inmediaciones de lo que ahora es Salamanca, una parroquia doctrina (3), y de acuerdo a lo dispuesto por Vasco de Quiroga, cada una de esas fundaciones tenía hospital. En ocasiones contaba con su capilla, distinta del templo parroquial, sobre todo si –como suponemos- aquélla fue establecida con anterioridad. Tal parece ser el caso descrito en la historia del Señor del Hospital”.


Una autoridad en el tema, como lo es De Santiago Silva nos refuerza a concluir que el relato de la llegada del Señor del Hospital a Salamanca es una bellísima leyenda que nos conduce magistralmente en una etapa de la historia de México que por su riqueza y abundancia nos obliga a leer aun más, a profundizar más en el tema para poderlo digerir adecuadamente.


Bibliografía:

Todo lo escrito en cursiva ha sido tomado del estupendo libro:


1.- El templo agustino de San Juan de Sahagún en Salamanca. Apoteosis barroca. José de Santiago Silva. Ediciones La Rana. Guanajuato, 2004.


Las siguientes notas son referencias que hace el autor, De Santiago, dentro de su obra:


2.- Anderson Imbert, Enrique, Historia de la literatura hispanoamericana, vol. 1, 2ª ed. México FCE, 1970


3.- Romero, José Guadalupe, Noticias para formar la historia y la estadística del obispado de Michoacán. México, Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Imprenta de Vicente García Torres, 1862. Citado por Ana Luisa Sohn Raeber, El conjunto conventual de San Juan de Sahagún en Salamanca, Gto. Tesis de maestría. México UNAM, Facultad de Filosofía y Letras. 1991.



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