miércoles, 8 de julio de 2009

El testimonio del geógrafo salmantino Pedro González en 1904

Este es el actual altar del templo del Expiatorio, anexo al Señor del Hospital, luego de la remodelación en ocasión al inicio al Año Jubilar.

Existe un personaje por demás importante en la historia no solo de Salamanca sino de todo el Estado de Guanajuato, es el geógrafo Pedro González del que no se sabe mucho de su vida. Nació aquí en Salamanca en 1853, ocupó en tres ocasiones la Jefatura Política de la ciudad, que equivale a la actual Presidencia Municipal, lo fue no solo de Salamanca sino de varios lugares más, como Purísima, Valle, Apaseo, Moroleón, Dolores, San Miguel, Pozos y San Felipe. Hacia 1894 era el jefe de la sección de estadísticas, al año siguiente se convierte en el bibliotecario del Museo Nacional de Arqueología y se desempeña como profesor de Etnología. Publica varios libros, entre ellos la primera obra completa sobre historia y geografía de todas las poblaciones del Estado de Guanajuato, su Geografía Local publicada en 1904 es punto de referencia para todo estudioso de la historia de nuestro estado, de allí sustraemos los siguientes datos acerca de Salamanca y del Señor del Hospital:

“El templo viejo del Hospital, fundado por el venerable señor Quiroga, es coetáneo de la fundación de la población, lograda al reunir en barrios a los indígenas que se redujeron a ellos, como ya se dijo. El nuevo templo que se está construyendo, adyacente a aquel, lo fundó el señor cura don Tiburcio Incapié y dejó de trabajarse en él durante mucho tiempo, hasta que lo continuaron las señoras doña Cayetana Casca de García y doña Emeteria Valencia, el padre don Vicente Bustos y el padre don Ramón Partida, utilizando en la obra parte de los cuantiosos donativos que producen las romerías de los martes de las semanas santas. Entre los dos templos se levanta una alta torre que contiene un reloj público, comprado con donativos del vecindario a instancias del padre Bustos. Este señor, para colocar dicho reloj, reformó el cubo de la torre que lo sustenta, que había fabricado con igual fin el señor jefe don Cirilo Quiroz, en el año de 1862”.

Encima del arco de entrada al Baptisterio se ve una barda que era la que sostenía la pared a manera de torre, donde se encontraba el reloj instalado por el Padre Bustos.

Este testimonio es de lo más importante, pues nos da el nombre del cura Incapié, del cual no se había hablado en otras obras, asimismo menciona de cómo las obras estuvieron detenidas, cosa muy cierta pues siempre se ha anotado como inicio de la construcción del Templo del Señor del Hospital el año de 1888 y su terminación en 1924, 36 años que no fueron en realidad los que se llevó el levantar esta obra. Ahora lo sabemos, que sí, que estuvo detenida por muchos años, lamentablemente no da fechas precisas de cuando se reinició la edificación. Aquí el Sr. González, al igual que José Rojas Garcidueñas en su libro, nos comentan del reloj que el padre Bustos mandó colocar en la torre que ya no existe y que se ubicaba en lo que actualmente es el baptisterio.

En primer plano uno de los ángeles del escultor Ponzanelli, al fondo el altar mayor con el Cristo Negro del Señor del Hospital.

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