miércoles, 17 de junio de 2009

Domingo de Corpus en El Señor del Hospital, entrada del Gremio de Tablajeros

El domingo 14 de Junio fue el día en que el Gremio de Tablajeros entró con su ofrenda de cera a llevarla como parte de la celebración del Corpus Christi a la presencia de Jesús en su representación local de El Señor del Hospital. Los llamados en un tiempo Matanceros y Tocineros, es decir, los Carniceros, fueron quienes con la solemnidad habitual entraron hasta el altar del Cristo Negro.

Respetando el ceremonial, ese día hubo una procesión alrededor del Jardín Principal que se ubica luego del atrio de la Parroquia, allí se instalaron desde el jueves los cuatro altares que nos unen, en especial sincretismo, con nuestras más remotas raíces prehispánicas y los ceremoniales católicos traídos por los españoles al Nuevo Mundo. El Santísimo salió en solemne peregrinación, para luego dar paso a la entrada de la cera.

Siendo Salamanca una ciudad en donde las tradiciones católicas han sido muy sentidas desde su llegada a la zona en el último cuarto del siglo XIV, fue el Corpus Christi una de las que tomó, al paso del tiempo mayor fuerza y se asentó y ornamentó de tal manera que aun hoy día sigue sorprendiendo a todos la devoción con que se hace la entrega de la ofrenda a Jesús Sacramentado en las celebraciones que localmente tienen el nombre de Los Gremios.

Fueron tres diseños de ceras, es decir velas del tipo enjaezado las que se ofrendaron este Domingo de Corpus, las doradas asignadas para el altar mayor, las cuatro monumentales para lucir como remates a los laterales del altar y las velas que se colocan a todo lo largo de los pasillos y que se integran en armónico diseño junto con las flores dispuestas en los pasillos y el altar.

Son algunas ciudades del país que mantienen viva las celebraciones del Corpus, unas mas fastuosas, otras menos, pero solo en Cortazar y Salamanca, en el estado de Guanajuato han mantenido la tradición de entrar con artísticas velas a rendirle pleitesía a Jesús Sacramentado siempre con un solo y jubiloso grito de alegría: ¡Viva Cristo Rey!





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